Nunca sabes cuándo caerás al abismo, ni tampoco si alguien te fallará mañana, solo estás pendiente de vivir el presente y de disfrutar.
Cuando un día, de repente, todo empieza a desvanecerse, empiezas a sentirte mal y a la vez, ves como ciertas personas se alejan de ti, te abandonan en el peor momento, justo cuando más ayuda necesitas.
Y es ahí, justo en ese instante en el que abres los ojos y te das cuenta de miles de cosas:
- La gente es egoísta y cada uno mira por si mismo.
- A nadie le importas y mucho menos aquellos que digan que sí (son los que más mienten).
- Las acciones de cada uno te muestran la realidad.
- Las palabras se las lleva el viento, los hechos no.
- Quién más te pide y dice quererte, realmente se está aprovechando de ti.
- No confíes a la primera de alguien, quién más te sonríe, a veces es el más traidor.
- Te vienen de víctima, aún sabiendo que lo estás pasando peor que ellos.
Y así muchas más, después de todo, lo malo es temporal y forma parte de nuestras vidas y a menudo, nos sirven para hacernos más fuertes, para aprender alguna lección y lo más importante, para corregir nuestros errores y no volver a repetirlos.
Sí, este año he aprendido muchísimo, igual no lo que deseaba, pero almenos he conocido mi versión más fuerte, en la que no hay que rendirse, por mucho que duela y emocionalmente estés agotada, todo se acaba, es tener mucha paciencia y esperanza.
Comentarios
Publicar un comentario