Me gustas prácticamente des del primer día que entraste por la puerta, desde tu primer saludo y sonrisa hasta tu día de despedida.

Y sabes qué? Nunca llegue a olvidarte, tu recuerdo y esencia perduró en ese lugar, día tras día, al principio fue duro, después agotador y finalmente, fue tu recuerdo.

Aprendí a sobrellevarlo de la mejor manera posible, entender que tú adiós, no era un adiós, sino un hasta luego.

Los días pasaron, las semanas y los meses también, y aquí estoy, casi un año después, recordando el cómo empezó todo.

Y lo peor no fue el cómo empezó, porque fue algo tan efímero, tan dulce y suave que no sé cuándo sucedió.

Simplemente recuerdo el como me hacías sentir, era bonita y a la vez incómoda tu mirada cuando se fijaba en mí.

Me decías que era una desconfiada, una chica fría y distante, pero sin saber cómo, conseguiste acercarte y darme cierta confianza.

Y aquí estamos, hablando como si no hubiéramos estado un año sin vernos, sin saber del uno del otro, conversando como si siempre hubiéramos estado juntos.

Me sorprenden muchas cosas de ti, te metes en mi cabeza y de ahí no sales, me prometí no caer en tu trampa y muchas veces me lo cuestiono, seré capaz de no caer en la tentación?

Mis labios desean besarte, mis manos acariciarte y abrazarte, mi nariz oler tu esencia, mis ojos captar ese momento y grabarlo en la retina.

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